Por fin llego el domingo, por supuesto que le dije a Andrés que no contara conmigo, a tomar por culo el futbol, el italiano y Andrés.

Él se enfadó conmigo pero me dio igual. No iba a desaprovechar la ocasión de tener mi primera cita con Violeta.

Habíamos quedado a las 12h, me levanté a las 08h00 y me preparé a fondo, chapa y pintura. Ducha intensa. Me corté las uñas, estrené calzoncillos, nunca se sabe, me puse unos pantalones nuevos, un polo y un jersey a cuadros.

A las 09h30 ya estaba preparado sentado sobre mi cama, esperando a que llegara la hora.

Tenía que trazar un plan, pero no tenía plan, simplemente esperarme a ver como vendría Violeta, esperar que sea ella la que me coja de la mano, la que me mire a los ojos y la que me plante un beso.

A las 11h50 estaba sentado en la terraza del kiosco y puntual como siempre llegó ella.

Me sorprendió, venía con ropa deportiva, había estado corriendo por el parque, llevaba una coleta arriba, iba sin maquillaje, estaba muy guapa de todos modos.

¿Qué tomas? le pregunté.

Un Aquarius contestó, yo estaba tomando una cerveza… supongo que mal por mi parte…

Empezamos a hablar como de costumbre, de todo y de nada, yo la veía un poco rara pero no sabía porque. No le di mayor importancia.

Hasta que llegó el momento:

«Mira Julio quería hablar contigo, ya que eres una persona especial para mí, te considero una persona inteligente que sabe escuchar y dar consejos.»

Empecé a tragar saliva… No me podía creer lo que estaba sucediendo.

Eres la persona con quien más confianza tengo aquí y me gustaría que fuésemos amigos siempre.

Por mi parte seguro, pensé, amigos además de pareja, amantes, padres o lo que ella quiera.

Hace tiempo que quiero hablar contigo de una cosa.

Yo estaba a punto del colapso, solo esperaba que se me acercara y nos besáramos como en las películas, y todo lo que viene después.

He conocido a un chico en el trabajo, creo que me gusta, y me gustaría que me dieras tu sincera opinión.
Se me heló la sangre. Me quedé paralizado, había subido a los cielos y bajado a los infiernos en décimas de segundo. No supe que decir.

Julio, Julio, me escuchas? me dijo.

Si, si… cuéntame. (Me tendría que haber marchado en ese preciso instante)

Pues mira, se llama Álvaro, tiene 38 años, y me gusta mucho, es inteligente, guapísimo, sincero pero hay un gran problema. Está casado, tiene dos hijos y está locamente enamorado de su mujer.

Creo que se me paró el corazón, recuerdo mirar a lo lejos y no saber qué decir, no saber qué hacer. Me quedé en mi silla inmóvil, mirando a los columpios.

Podría haberle dicho que me moría por ella, que me acababa de romper el corazón, que mi vida ya no tenía sentido, que quería morirme en ese preciso momento y que le deseaba al Puto Álvaro el peor de los martirio inimaginables.

Pero le dije:

Déjame pensar, Violeta, es una situación difícil, cuéntame más…

Pues no ha ocurrido nada entre nosotros, es mi compañero de mesa, y hace tiempo que me fijo en él, pero como está tan bien casado pues siempre me he quitado la idea de la cabeza, pero desde hace un tiempo a esta parte, cada vez pienso más en él. Y claro pensé que tú podrías ayudarme.

Podría haberme ido al italiano, después al futbol y rematar yendo de putas Joder. Pensé…

Yo creo Violeta que debes darte tiempo, es una situación muy difícil, estás hablando de meterte en una pareja que además tiene hijos, es una decisión muy difícil. Yo me lo pensaría mucho antes de hacer nada le dije.

Tienes razón, creo que debo tomármelo con calma. Quizás dejar pasar el tiempo, el tiempo lo pone todo en su sitio, verdad?

Verdad. Le contesté.

Hablemos de otra cosa, que no quiero amargarte ni amargarme el domingo. Que planes tenías para hoy, antes de que quedáramos?

Pues la verdad es que tenía pensado ir a ver una obra de teatro, de un autor alemán. Le dije.

Que interesante, pues podríamos ir…

No, ya no quedan entradas, lo miré esta mañana. Le dije.