Repetí la operación varias veces seguidas, me iba inventando personalidades, fui: Marco (un italiano artista), Fede (un asturiano divorciado), Luis (un madrileño solitario), Didier (un francés deportista) y algunos más que no recuerdo.

Cada vez se iba repitiendo la operación Violeta llegaba hermosa puntual a su cita y sus citas no llegaban nunca.
Violeta cada vez se quedaba más tiempo conmigo a charlar, nos habíamos contado nuestra vida, bueno ella la suya y yo la mía me la iba inventando un poco para que no supiera el tipo de persona que tenía en frente.

Violeta era funcionaria, trabajaba para el Ministerio de Hacienda, (nunca me dijo si era inspectora) y cada poco tiempo le iban cambiando el destino, había vivido en prácticamente toda España y no sabía cuánto tiempo se quedaría aquí. Casi siempre había vivido en ciudades pequeñas y no le gustaban mucho las grandes ciudades.
No me dijo su edad, yo no pregunté, pero nunca había estado casada ni tenido hijos, el hecho de cambiar tanto de ciudad había dificultado que formara una familia.

Ahora mismo esa era su ilusión, quería establecerse, enamorarse, encontrar al hombre de su vida y formar una familia.

LO TIENES EN FRENTE DE TI, pensaba yo…

Yo nunca había hecho nada por tener una relación con una mujer, con mi ex, fue la la que vino y me cazó literalmente, antes nunca había tenido novias, y con todas las putas con las que fui digamos que no había que cortejarlas, la relación estaba bastante clara, ibas, follabas, pagabas y te marchabas.

Eso había hecho de mí una persona totalmente incapaz de tomar la iniciativa, no me veía capaz de dar el primer paso, se me helaba la sangre cada vez que me imaginaba intentado darle un beso, o cogerla de la mano o pedirle una cita.

Creo que cada vez le importaba menos que sus citas no llegaran, y cada vez su café con leche le duraba más tiempo, yo por mi parte ya era otra persona, en este tiempo, había cambiado mi actitud con mis clientes, les servía en mesa, incluso sonreía, sé positivamente que todos ellos se habían dado cuenta de que estaba localmente enamorado de Violeta, ellos me habían visto antes y después y lo notaron muy pronto.
Seguía con mi gimnasio, y la verdad es que se me notaba, mi barriguita cervecera había prácticamente desaparecido y mis muslos y mi pecho se habían transformado.

Los domingos quedaba con Andrés y volvimos a ser amigos, él también era una persona solitaria y tampoco tenía nada que hacer los domingos. Íbamos al futbol, al cine, a comer, siempre los dos solos. La verdad es que lo pasábamos bien.

En fin, que me había convertido en otra persona, y he de decir que estaba mucho más feliz, no del todo ya que me faltaba lo más importante pero si me comparo con el que era en el pasado no había color.

Durante este tiempo Violeta consiguió dos citas a través del Meetic, yo me puse muy celoso, intenté que no se me notara pero creo que no lo conseguí. Una de ellas fue con un tipo Argentino (ODIO los argentinos, tan babosos y pesados), he de reconocer muy guapo, pero que le quiso dar un beso en la primera cita a lo que Violeta le calzó una bofetada.

Bien por mi Violeta.

Y un señor, que creo que había mentido en la edad ya que debía tener por lo menos 60, que aunque bien llevados se le notaban, esta cita fue bastante corta. Este señor no podría ser el padre sus hijos.
Total que hoy mientras apuraba su café con leche que me ha dicho mi ÁNGEL, Julio, ¿qué haces este domingo?

Había quedado con Andrés, teníamos entradas para ver el partido y antes habíamos reservado en un italiano que hay cerca del estadio.

Pues nada especial, ¿por? le dije.

¿Te apetece que tomemos el aperitivo juntos, yo suelo ir los domingos a un bar que es un antiguo kiosco en el Parque Santa Fé? me dijo de una forma muy cariñosa

Pues sí, claro, ¿a qué hora? le dije

¿A las 12h?

Muy bien!

Pagó y se fue, yo en ese preciso instante me quedé PETRIFICADO, tenía mi primera cita con Violeta. Ella quería quedar conmigo. Ella me había propuesto la cita.

Entré en crisis. Era jueves y las horas pasaban lentas.

Este domingo a las 11h tendría mi primera cita con Violeta