Ese día fue muy extraño, la conversación con Andrés me había dejado noqueado, totalmente fuera de juego. Eran las 18h30 y estaba ya agotado, como si fuera la hora del cierre.

Mi cabeza no dejaba de pensar y pensar, estaba taaaan arrepentido de haber estado tantos años enfadados que no me lo podía perdonar. Realmente yo ERA un auténtico gilipollas y digo era porque a partir de ahora y gracias a MI ÁNGEL, me voy a convertir en otra persona.

Como iba a enfocar el resto de la jornada?, intentar ser simpático ya sabemos que no me había funcionado demasiado bien. Tampoco podía ser frío, seco y distante, tendría que encontrar la manera de actuar.

Estaba dándole muchas vueltas al asunto cuando de repente entró ELLA. Mi corazón empezó a latir con más fuerza todavía, ella venia directa hacia mí. Eran demasiadas emociones en tan poco espacio de tiempo. Un sudor frío recorrió mi espalda. Empecé a pensar en el sudor, me toqué la frente y por suerte no estaba sudada.
No pude evitar mirarla, más bien admirarla, hoy vestía digamos Esport. Unos vaqueros ceñidos (que preciosa mujer) una camiseta blanca con un dibujo hecho con lentejuelas con el cuello muy grande que dejaba entrever el tirante de su sujetador, negro con fantasía. PRECIOSO, sexi y elegante a la vez, como a mí me gusta… además podía adivinar la forma que le daba a su pecho su sujetador.

A lo que iba… venia hacia mi sonriéndome, yo pensaba que me iba a desmayar (o morir) en ese preciso instante…

Perdona Julio, me dijo (imaginaros mi cara…) te llamas Julio, verdad?

Eeeeeeeeeeh psssssss si, le dije. (Mas inútil y no nazco… pensé)

Quería preguntarte, soy nueva en este barrio, llevo menos de una semana aquí, me he traslado aquí por trabajo y todavía estoy un poco perdida, antes vivía en una ciudad pequeña y la verdad es que aquí me pierdo entre el metro, el bus, el mercado etc… podrías indicarme cual es la mejor manera de llegar hasta el centro.
Tiene una voz… tendríais que escucharla, tiene una voz preciosa, es simpática, agradable, habla muy bien, tarde unos segundos en contestarle, estaba un poco digamos ausente, disfrutando de ese momento tan bonito. Ella y yo solos en “mi” bar, podría ser como cualquier tarde cuando seamos pareja y ella venga a traerme un sándwich o cualquier cosa…

Me repuse, me concentré y le contesté, por supuesto que si… eeehhh

Violeta, mi nombre es Violeta me dijo.

Precioso nombre pensé.

Mira para ir al centro tienes dos buenas opciones, o coger la línea 2 y bajarte en Gran vía, el metro lo tienes 2 calles más abajo, o coger el 17 o 21 que pasan justo aquí en frente y bajarte cerca de la Plaza Mayor.
Ooooh muchas gracias me dijo.

Me armé de valor y le dije, para el Mercado yo puedo acompañarte, tengo todas las mañanas libres y voy 2 veces por semana. Gran mentira, sin contar el día de ayer, hacía por lo menos 15 años que no pisaba el Mercado.

Eres muy amable Julio, no quiero molestar.

Molestar? No no… la verdad es que me encantaría, estoy muy solo, no tengo amigos y un poco de compañía me vendría de perlas.

Ah pues genial! me encantará ir contigo me dijo.

En ese momento casi me desmayo. Pensé seriamente en controlarme porque realmente noté como me flojearon las piernas.

Me sirves un café con leche?

Con sacarina?

Por supuesto.

No entró nadie en el bar en los 30 minutos que estuvo conmigo hablando, prácticamente solo hablaba ella, yo a veces la escuchaba y a veces la contemplaba, hablamos, bueno habló de todo, de su vida, de sus aficiones, de su ex-marido, de su trabajo, de vez en cuando soltaba una carcajada, por lo visto mis comentarios le hacían gracia, realmente estaba a gusto conmigo, puedo decir que en este momento fui una persona plenamente FELIZ.

Me pidió la cuenta, pensé en invitarle, pero deseché la idea, podría parecer que querría algo con ella, así que le cobré.

Ha sido un placer charlar contigo Julio, hasta otro ratito.

Adiós.

Cerró la puerta y me desplomé detrás de la barra. Estaba consciente pero no podía sostenerme en pie, pasé 5 o 10 minutos ahí sentado tras la barra y cuando pude me repuse.

No me lo pensé dos veces, apague las luces y cerré el bar. No hice caja, solo había vendido un café con leche, el café con leche más importante de mi vida. Ni siquiera puse un cartel, tenía que acabar el día aquí. Me fui a casa, me tumbé en la cama y me hice la mejor paja de mi vida.